La relación entre la política y los mercados financieros es profunda, compleja y, a menudo, subestimada. En los últimos meses, la actualidad política en España se ha visto sacudida por diversos casos de presunta corrupción que afectan a altos cargos del Gobierno, liderado por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Este contexto nos lleva a preguntarnos:
¿Puede la corrupción política afectar a la rentabilidad y demanda de los bonos emitidos por el Estado español?
La respuesta corta es: sí, puede afectar, especialmente si analizamos esta cuestión desde el prisma de la inversión sostenible, los criterios ESG (ambientales, sociales y de buen gobierno), y el marco regulatorio europeo SFDR (Sustainable Finance Disclosure Regulation).
🔎 Claves para entender el impacto potencial:
1. Qué son los bonos del Estado
Los bonos del Estado son instrumentos de deuda emitidos por un gobierno para financiar su gasto público. Son considerados activos de renta fija de bajo riesgo, especialmente si el emisor es un país con grado de inversión, como es el caso de España.
Los inversores en bonos buscan seguridad, predictibilidad y estabilidad institucional. Y aquí es donde la situación política puede empezar a pesar.
2. El papel de la Gobernanza (la “G” de ESG)
En el contexto de la inversión sostenible, la letra “G” de ESG hace referencia a los factores de Gobernanza, que incluyen:
Transparencia institucional
Control de la corrupción
Estado de derecho
Estabilidad política
Calidad regulatoria
Una escalada de escándalos, investigaciones judiciales y falta de respuesta institucional contundente puede erosionar la calificación de gobernanza de un país.
3. Qué es el SFDR y por qué importa
El SFDR es el reglamento europeo que obliga a las entidades financieras y fondos de inversión a clasificar sus productos según el grado de integración de criterios ESG. Existen tres grandes categorías:
Artículo 6: no tienen enfoque sostenible.
Artículo 8: promueven características ESG.
Artículo 9: tienen como objetivo principal la sostenibilidad.
Los fondos que operan bajo los artículos 8 y 9 deben evaluar los emisores (empresas o Estados) según criterios ESG. Esto incluye a la deuda soberana.
Si la nota ESG de gobernanza de España baja lo suficiente, algunos fondos pueden decidir o verse obligados a reducir su exposición a los bonos soberanos españoles.
🌍 Cómo se mide la Gobernanza de un país
Las principales agencias de análisis ESG, como MSCI, Sustainalytics o RobecoSAM, analizan la deuda soberana mediante indicadores como:
Indicadores de Gobernanza del Banco Mundial
Ranking de percepción de la corrupción (Transparency International)
Nivel de libertad de prensa
Eficiencia judicial
En la actualidad, España mantiene una buena puntuación global en estos índices, pero los escándalos reiterados pueden desgastar esa percepción, especialmente si son sistemáticos o afectan a las instituciones clave del Estado.
💸 Impacto potencial sobre los bonos
Menor demanda en fondos ESG: los fondos que aplican exclusión soberana podrían dejar de comprar bonos españoles.
Aumento del coste de financiación: si cae la demanda institucional, España tendría que ofrecer tipos más altos para colocar su deuda.
Impacto reputacional internacional: una mala nota ESG puede repercutir en el coste de financiación incluso fuera del ámbito sostenible.
🔄 Casos comparables
Algunos países han sido excluidos de fondos sostenibles por razones de gobernanza:
Rusia (por razones obvias)
Hungría y Turquía (por deterioro institucional)
Brasil (en ciertos fondos, por debilidad ambiental y política)
España está muy lejos de estos casos extremos, pero el retroceso en el pilar de la “G” podría colocarla en una situación menos favorable si la tendencia se agrava.
🌍 Conclusión: la sostenibilidad también es política
En el mundo de la inversión moderna, no basta con analizar balances o previsiones de PIB. Hoy los inversores institucionales miran también la calidad democrática, la estabilidad institucional y la lucha contra la corrupción.
Una crisis de corrupción puede afectar a los bonos del Estado, aunque de forma silenciosa, mediante su exclusión en estrategias de inversión responsable.
Para España, el riesgo no es inmediato, pero el deterioro prolongado de su imagen internacional podría tener costes financieros reales en el futuro.
Como asesores e inversores, debemos estar atentos a estos indicadores.
Si la gobernanza se deteriora y la deuda soberana pierde atractivo para fondos sostenibles, ¿estamos preparados para asumir el sobrecoste de financiación como país?